Pasión por la transformaciónIngeniera electrónica y MBA, Sylvia Chebi inició su carrera como consultora en telecomunicaciones. Sin embargo, fue su interés por la innovación y el impacto de la tecnología lo que la llevó a emprender. Fundó Greentizen junto a referentes locales, y aunque el proyecto no prosperó, sentó las bases para futuros desafíos. Con ThalesLab buscó acelerar startups y promover un cambio cultural hacia la innovación.¿Cómo descubriste tu verdadera vocación?Siempre me apasionó entender cómo la tecnología transforma el mundo. Aunque trabajaba como consultora en regulación de telecomunicaciones, en mi tiempo libre solo leía sobre innovación, ciencia y startups. Ahí entendí que mi camino iba por otro lado. Así nació Greentizen y, más adelante, ThalesLab, con la misión de acelerar empresas y fomentar una cultura de innovación. ¿Cómo fue tu experiencia como mujer en un ecosistema tan masculino como el tecnológico y financiero?Siempre me preocupó la falta de mujeres en estos sectores. Por eso me sumé a WeInvest Latam, una red de mujeres en fondos de inversión. Participar en esos espacios me ayudó a entender la importancia de una representación real y fue clave para dar forma a lo que más tarde sería URUCAP. ¿El VC Latam Summit fue el detonante de URUCAP?Sí. En ese evento vi que Uruguay no tenía presencia inversora activa, más allá de Uruguay XXI. Éramos apenas tres uruguayos en todo el foro. Con el impulso del entonces embajador de Uruguay en EEUU, Andrés Duran, al volver, convocamos a referentes del sector y fundamos URUCAP, una asociación que hoy tiene cerca de 100 miembros y cumple un rol fundamental como articulador entre inversores y el ecosistema. ¿Qué aporta URUCAP al ecosistema de inversión?Vino a llenar un vacío. Había muchas instituciones que apoyaban a emprendedores, pero ninguna que conectara a los inversores entre sí y con el sistema. URUCAP profesionaliza la industria, promueve buenas prácticas y actúa como interlocutor ante el sector público. ¿Por qué el capital emprendedor es tan importante para países como Uruguay?Porque impulsa el desarrollo económico en mercados pequeños pero con mucho talento. Este tipo de capital apuesta a ideas y equipos, no a garantías o historia financiera. Y lo más importante: aporta smart money—conocimiento, redes, estrategia—y puede generar alto impacto con pocos recursos. ¿Cómo afecta el contexto de tasas altas al capital emprendedor?Hace que el capital sea más escaso y selectivo. Los emprendedores deben ser más eficientes, mostrar ingresos, tener modelos sólidos y disciplina financiera. Ya no alcanza con una buena idea; se premia la ejecución. ¿Qué pasa con los exits en América Latina?Son más escasos, pero el capital emprendedor trabaja con horizontes largos. No todas las startups logran una salida exitosa, por eso hay que diversificar y tener paciencia. Muchos inversores también apuestan por construir relaciones y aportar valor, más allá del retorno inmediato. ¿Qué desafíos enfrenta Uruguay para consolidar esta industria?La escala es el mayor desafío, pero también una ventaja: obliga a pensar global desde el inicio. Tenemos talento, estabilidad y políticas públicas que apoyan. Ahora necesitamos más proyectos, más cultura emprendedora y más articulación regional. ¿Qué rol puede jugar Zonamerica en este contexto?Uno fundamental. Zonamerica ofrece infraestructura, servicios y un entorno empresarial que atrae talento, ideas y capital. Ya tiene instalados fondos de inversión, startups y empresas tecnológicas, lo que facilita sinergias. No se trata solo de atraer dinero, sino conocimiento y oportunidades. ¿Qué tendencias marcarán el futuro del capital privado en la región?Sin dudas, la inteligencia artificial y el enfoque en impacto social y ambiental. Uruguay tiene gran talento en IA y un perfil que encaja con los fondos de impacto. Si seguimos apostando por un ecosistema colaborativo, el capital privado en Uruguay tiene un futuro brillante.